lunes, 23 de noviembre de 2009

María y su historia en la Iglesia



Desde los inicios!!!!!!


- María en Pentecostés


“Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús” (Hechos 1,12)


La obra y la acción de María no acaban en el Calvario. En el Cenáculo están reunidos los apóstoles -primera Iglesia- con María en espera del Espíritu Santo. ¿Cómo no iba a estar ahí María, Madre de esa Iglesia?


María no pertenece al grupo de los Apóstoles, no ocupa un lugar jerárquico, pero es presencia activa y animadora primera de la oración y la esperanza de la comunidad. María es Madre, alma y aliento de la Iglesia naciente.


La presencia de María en el Cenáculo es solidaridad activa con la comunidad de su Hijo. Ella es la que con mayor anhelo y fuerza implora la venida del Espíritu. María es una mujer del Espíritu. Su vida está jalonada de intervenciones del Espíritu Santo. Por tanto, toda la vida de María se desarrolla en la fuerza del Espíritu.

Al recibir una vez más María al Espíritu Santo en Pentecostés, recibe la fuerza para cumplir la misión que de ahora en adelante tiene en la historia de la salvación: ser Madre de la Iglesia. Todo su amor y todos sus desvelos son ahora para los apóstoles y discípulos de su Hijo, para su Iglesia que es la continuación de la obra de Jesús.

Ella acompaña la difusión de la Palabra, goza con los avances del Reino, sigue sufriendo con los dolores de la persecución y las dificultades apostólicas. María, en el Cenáculo, es la Reina de los apóstoles y los protege; el Trono de Sabiduría que les enseña a orar y a implorar la venida del Espíritu, la Causa de la alegría y el Consuelo de los afligidos, por eso les anima.


"Oh María, Tu que eres Madre de la Iglesia, obtén para la Iglesia el don del Espíritu Santo, para que sepa proseguir con constancia hacia el futuro por el camino de la renovación marcada por el Espíritu y que sepa asumir en tal obra renovadora todo lo que es verdadero y bueno, discerniendo asiduamente entre los signos de los tiempos lo que sirve para el advenimiento del Reino de Dios" (Juan Pablo II)


La Virgen María fue solemnemente proclamada como "Madre de la Iglesia" en el Concilio Vaticano II el 21 de noviembre de 1964.


La Iglesia celebraba la festividad de la Presentación de la Santísima. Virgen María. Era el día de la clausura de la tercera etapa del Concilio Vaticano II, y en esa ocasión se iban a promulgar tres Documentos Conciliares: el decreto sobre las Iglesias Orientales Católica; el decreto sobre el Ecumenismo; y sobre todo, la Constitución Dogmática sobre la Iglesia "Lumen Gentium".


El estudio y la reflexión que el CVII hizo sobre el misterio de María en el plan de salvación, no fue promulgado en un documento propio y particular, sino que providencialmente, bajo la inspiración del ES, fue integrado como el último capítulo de la Constitución sobre la Iglesia. Este capitulo VIII, cuyo título es: "La Santísima Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia" fue llamado por Pablo VI "vértice y corona" de esa Constitución. Fue la primera vez que un concilio Ecuménico presentó una "extensa síntesis de la doctrina católica sobre el puesto que María Santísima ocupa en el misterio de Cristo y de la Iglesia" (Pablo VI)


El propósito del Concilio fue manifestar el rostro de la Santa Iglesia, a la que María esta íntimamente unida, y de la cual ella es "la parte mayor, la parte mejor, la parte principal y mas selecta" (S. Ruperto).


Pablo VI, a nombre de toda la Iglesia, expresó una profunda satisfacción al decir: "podemos afirmar que esta sesión se clausura como himno incomparable de alabanza en honor de María".


Texto de proclamación


"En verdad la realidad de la Iglesia no se agota en su estructura jerárquica, en su liturgia, en sus sacramentos, ni en sus ordenanzas jurídicas. Su esencia íntima, la principal fuente de su eficacia santificadora, ha de buscarse en su mística unión con Cristo; unión que no podemos pensarla separada de Aquella, que es la Madre del Verbo Encarnado, y que Cristo mismo quiso tan íntimamente unida a si para nuestra salvación.


Así ha de encuadrarse en la visión de la Iglesia la contemplación amorosa de las maravillas que Dios ha obrado en su Santa Madre. Y el conocimiento de la doctrina verdadera católica sobre María será siempre la llave de la exacta comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia.


La reflexión sobre estas estrechas relaciones de María con la Iglesia, tan claramente establecidas por la actual Constitución Conciliar (LG), nos permite creer que es este el momento mas solemne y mas apropiado para dar satisfacción a un voto que han dado todos los padres conciliares, pidiendo insistentemente una declaración explícita durante este Concilio de la función maternal que la Virgen ejerce sobre el pueblo cristiano.


Así pues, para GLORIA DE LA VIRGEN Y CONSUELO NUESTRO, PROCLAMAMOS A MARÍA SANTÍSIMA "MADRE DE LA IGLESIA", es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este GRATÍSIMO TITULO.


La divina maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo y de su presencia en la economía de la salvación operada por Cristo, y también constituye el fundamento principal de las relaciones de María con la Iglesia, por ser Madre de Aquel que, desde el primer instante de la encarnación en su seno virginal, se constituyo en cabeza de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia. María, pues, como MADRE DE CRISTO, ES TAMBIÉN, MADRE DE LA IGLESIA.


Juan XXIII: al iniciar el Concilio dijo: "hagamos todo con María, la madre de Jesús. Pablo VI, concluye el concilio proclamando: La maternidad espiritual de María, sobre la Iglesia entera.


-María es la "raíz" del misterio de Cristo: pues es la Madre de Cristo. -María la "coronación del misterio de la Iglesia: es Madre de la Iglesia.


Notemos que el Sumo Pontífice hizo gran énfasis en su proclamación al referirse tres veces: "tanto de los fieles, como de los pastores".


Recordemos que toda piedad y culto a la Virgen Santísima se desarrollan en subordinación armónica al culto de Cristo, gira alrededor de él y es su punto de referencia.


Esta proclamación sobre la doble misión de María se ha transformado en gozosa veneración a Ella y en adoración hacia el sabio designio de Dios, que ha colocado en su Familia- la Iglesia- como en todo hogar doméstico, la figura de una Mujer, que calladamente y en espíritu de servicio, vela por ella y protege benignamente su camino hacia la patria, hasta que llegue el día glorioso del Señor.


Reflexión Teológica


Al declarar a María Madre de la Iglesia se esta afirmando una realidad, no es solamente un titulo. Corresponde a una real maternidad espiritual.


María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia.


1- Porque es madre de Jesús y su mas íntima compañera en la economía de la salvación. Participó con su Hijo del sacrificio de la Redención y por él fue proclamada madre no solo de su discípulo Juan sino de todo el género humano. "Ella continúa desde el Cielo cumpliendo su función maternal de cooperadora en el nacimiento y en el desarrollo de la vida divina en cada una de las almas de los hombres redimidos"


2- Como toda madre humana, María, no se limita a dar vida sino a alimentar y educar. ¿De qué modo coopera María en el incremento de los miembros del cuerpo Místico en la vida de la gracia?


-Mediante su incesante intercesión inspirada por una ardiente caridad. Ella aunque está inmersa en la visión de la Trinidad no olvida a sus hijos desterrados- como ella un día- en la peregrinación de la fe. Más aún contemplándolos en Dios y viendo sus necesidades, en comunión con Jesús siempre vivo para interceder por nosotros, se hace nuestra Abogada, Auxiliadora, Intercesora, Mediadora. (Esto se sabe desde los primeros siglos: bajo tu amparo)


-Su intervención obtiene de la mediación de Cristo la propia fuerza y es una prueba luminosa de la fuerza de Cristo. Su intercesión es en virtud de Cristo.


3- María, modelo y ejemplo de virtud. Además de la intercesión, ella ejerce sobre los hombres redimidos otro influjo: el ejemplo.


Su influjo es real e importantísimo, pues ella ha vivido perfectamente las virtudes de Cristo. Ella no sólo nos llama sino que su ejemplo nos mueve y nos anima a vivir una vida de perfección. Así como el Poderoso hizo grandes cosas en ella, así las puede hacer en nosotros si le permitimos.


Además, conviene tener presente que la eminente santidad de María, no fue sólo un don singular de la generosidad divina; fue también el fruto de la continua y generosa correspondencia de su libre voluntad a las mociones internas del ES.


Por su perfecta armonía entre la gracia divina y la actividad de su naturaleza humana, la Virgen dio suma gloria a la Stma.


Trinidad y se convirtió en insigne decoro de la Iglesia.


La Santidad de María mueve los fieles a levantar los ojos hacia ella pues brilla como modelo de virtud ante la comunidad de los elegidos (LG 65)


4- Virtudes de María que la Iglesia debe imitar:


-La fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios.

-La obediencia generosa

-La humildad sencilla

-La caridad solicita

-La sabiduría reflexiva

-La piedad hacia Dios pronta al cumplimiento de los deberes religiosos.

-La gratitud por los bienes recibidos; ofrece en el templo, en la comunidad apostólica.

-Fortaleza en el destierro y en el dolor.

-La pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor

-El vigilante cuidado del hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz.

-Delicadeza provisora

-Pureza virginal

-Fuerte y casto amor esponsal.


Jesús al pie de la cruz, nos da a María, como Madre espiritual no sólo del creyente pero de toda la comunidad de creyentes que es la Iglesia. Cuando la Encarnación, María acepta ser la madre del Mesías, o sea del Salvador, y a la vez, necesariamente madre de los salvados. Ella es la madre de la Cabeza, y en el orden de la gracia, se convierte también en madre del cuerpo místico. No se puede concebir a una cabeza sin cuerpo. María da a luz virginalmente a Jesús en Belén, y María nos da a luz a nosotros la Iglesia al pie de la Cruz, cuando tiene su otra anunciación y acepta ser madre de los creyentes. Darnos a luz, conllevó mucho dolor, no se desgarraron sus entrañas, pero sí su corazón.


La documentación del Magisterio de la iglesia sobre la santísima Virgen María.


CONCILIO DE ÉFESO (AÑO 431): Convocado por el Papa San Celestino I y presidido por el Patriarca Cirilo de Alejandría, ese Concilio condenó la herejía cristológica y mariológica de Nestorio y proclamó la maternidad divina de María, La Theotokos. El símbolo de Éfeso precisa que las dos naturalezas, humana y divina de Cristo, están unidos sin confusión y por lo tanto María es verdaderamente “Madre de Dios”.


BREVE SOLLITUDO OMNION ECCLESIARUM: Alejandro VII: en 1661 en favor de la opinión que afirma que el alma de la bienaventurada virgen marina fue enriquecida con la gracia del espíritu santo y preservada del pecado original.


BULA: INEFFABILIS DEUS (1853): Pio nono declara dogma de fe a la inmaculada concepción de la virgen María, “preservada inmune de todo mancha del pecado original, en la atención a los meritos de Jesucristo, salvador”


ENCICLICA MAGNAE DEI MATRIS: (GRAN MADRE DE DIOS) 1892: El papa León XIII fue gran devoto de la virgen maría y de su rosario.


ENCICLICA: AD DIEM ILLUD (EN AQUEL DIA) 1904: En el quincuagésimo aniversario de la proclamación dela inmaculada concepción, Pio X hizo un hermoso tratado de la espiritualidad Mariana


ENCICLICA LUX VERITATIS (LA LUZ DE LA VERDAD) 1931 Con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso Pio XI la declaro


CONSTITUCION APOSTOLICA MUNIFICENTISSIMUS DEUS 1950: La hizo Pio XII para proclamar el dogma de la asunción de María al cielo.


ENCICLICA AD COELI REGINAM (LA REINA DEL CIELO 1954) De Pio XII para establecer la fiesta de María Reina.

CONSTITUCION DOGMATICA LUMEN GENTIUM (LUZ DE LAS GENTES, CONCILIO VATICANO II) Dedica el capitulo octavo a la Virgen María


EXHORTACION APOSTOLICA MAGNUM (1967) Hecha por Pablo VI por el quincuagésimo aniversario de las apariciones de Fátima en Portugal


EXHORTACION APOSTOLICA MARIALIS CULTUS (1974): Pablo VI; sobre el culto y devoción a la Santísima Virgen, a los diez años de la constitución dogmatica sobre la Iglesia del concilio Vaticano II.


ENCICLICA REDEMPTORIS MATER Complemento a las tres dedicadas por Juan Pablo II a las tres divinas personas de la Santísima Trinidad


ROSARUM VIRGINE MARIA Carta apostólica sobre el Rosario, en la que Juan Pablo II agrega cinco misterios llamados luminosos.


LA MISIÓN DE MARÍA EN LA DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGRO


1. ACOMPAÑA: la presencia de María haciendo camino con los cristianos de nuestra Diócesis es una presencia que consuela, protege, anima y guía.


2. DECIR SIEMPRE SÍ AL PLAN SALVÍFICO DE DIOS: el SÍ de María se renueva en cada creyente que decide vivir en serio su fe cristiana. Bajo la mirada vigilante de la Madre, la comunidad eclesial crece como una familia renovada por la fuerte efusión del Espíritu y, dispuesta a aceptar los desafíos de la nueva evangelización, contempla el rostro misericordioso de Jesús en los hermanos, especialmente en los pobres y necesitados, en los alejados de la fe y del Evangelio. En particular, la Iglesia no teme proclamar ante el mundo que Cristo es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6); no teme anunciar con alegría que la "buena noticia le tiene su centro o, mejor dicho, su contenido mismo, en la persona de Cristo, el Verbo hecho carne, único Salvador del mundo" (Rosarium Virginis Mariae, 20).


3. AYUDA A ADQUIRIR LA TRANQUILA AUDACIA, que capacita para transmitir a los demás la experiencia gozosa de Jesús y la esperanza que sostiene firmes a los creyentes de nuestros pueblos.


4. ES ESCUELA Y MAESTRA DE ORACIÓN: pues, enseña a sus discípulos a adorar, contemplar y alabar al Señor como un estilo propio y nuevo de su condición.


5. ES MEMORIA CONTEMPLATIVA DE LA IGLESIA: que vive con el deseo de unirse más profundamente a su Esposo para influir aún más en nuestra sociedad y en la Iglesia. ¿Cómo reaccionar ante los grandes problemas, ante el dolor inocente y ante las injusticias perpetradas con arrogante insolencia? Siguiendo dócilmente el ejemplo de María, que es nuestra Madre, los creyentes aprenden a reconocer en el aparente "silencio de Dios" la Palabra que resuena en el silencio por nuestra salvación.


6. ANIMA AL CRISTIANO a seguir a Cristo y a compartir su vida hasta poder decir con san Pablo: "Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20).


7. INVITA A LA ESCUCHAOBEDIENTE DE LA PALABRA DEL SEÑOR: "Haced lo que él os diga" (Jn 2, 5).


8. CONSTRUCTORA DE PAZ EN LOS PUEBLOS Y FAMILIAS.


9. FORMADORA DE DISCÍPULOS HUMILDES Y DÓCILES A DIOS Y A SU PLAN SALVÍFICO.


Pbro. Marco Tulio Castaño.

Vicario Parroquial Ntra. Sra. de la Asunción- Marinilla


EL PAPEL DE MARIA EN LA PARROQUIA


El papel de María en la parroquia se desprende quizás de las mismas palabras de María en el Magníficat: “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el poderoso ha hecho obras grandes por mi”.

Y efectivamente todas las generaciones cristianas han felicitado a María a través de los múltiples actos de piedad, el conocimiento de los dogmas marianos, el rezo del santo rosario y el Ave María.

El papel de María en esta parroquia es un modo particular de reconocer en ella la Madre de Dios y la Madre Nuestra, los Marinillos quieren mucho a la Virgen y lo expresan en el rosario de Aurora en el mes de Mayo y Agosto en el marco de sus fiestas patronales y que decir de las esplendidas fiestas patronales que los grupos apostólicos, instituciones educativas, sectores y veredas preparan cada día en honor de la Virgen.

Desde niños se les siembra ese amor particular a la virgen, a través de esas oraciones marianas, en las catequesis se trata de dar a conocer la patrona y gracias a Dios en muchas familias todavía se ora con el santo rosario.

En las casa se tiene la imagen de la virgen y sus fiestas todos tienen la mirada puesta en su parroquia y patrona. Este es un trabajo que hay que agradecerles a tantos sacerdotes que infundieron este amor a la virgen. Eso si el culto mariano, en esta comunidad esta lejos de ser misterioso, o que opaque el culto a Cristo o a la Eucaristía, quizás se va logrando que sea una comunidad formada. El culto a la Madre de Dios ya lo decía el concilio Vaticano II no le hace sombra a la única mediación de Cristo y que hijo no se siente orgulloso que hablen bien de su Madre, entre más se habla de la madre, el hijo es más conocido.


Pbro. Hugo Alberto Zuluaga Salazar.

Vicario Parroquial Parroquia Ntra. Sra. de la Asunción- Marinilla.


LA DEVOCIÓN MARIANA EN EL SEMINARIO NUESTRA SEÑORA


La Iglesia, desde sus inicios, ha reconocido el rol fundamental de la Santísima Virgen María en su existencia. Ella reconoce que María juega un papel muy importante dentro de la obra de la salvación en cuanto que con su sí hizo posible que llegara a nosotros nuestra salvación. El Magisterio de la Iglesia ha insistido en la necesidad de que los futuros sacerdotes cultiven su devoción mariana y consagren a la Santísima Virgen su camino vocacional; por esta razón en cada uno de los seminarios debe haber una preocupación por integrar dentro de la vida espiritual la figura de María.

Nuestro Seminario está dedicado al patrocinio de Nuestra Señora, por tal motivo podemos decir que con mayor razón aquí se debe vivir la devoción mariana. Los formadores somos conscientes de esta realidad y hemos tratado de fomentar espacios para fortalecer esta devoción.

Al principio del año a los formadores nos llamó la atención que, en la evaluación final del año pasado, la comunidad manifestó que faltaba cultivar más la espiritualidad mariana. En atención a esto decidimos dar mayor énfasis a las memorias y fiestas litúrgicas que se celebran a lo largo del año; además en tiempos fuertes hemos invitado a los seminaristas a vivir la espiritualidad mariana. Prueba de esto son, por ejemplo, la peregrinación que hicimos en Mayo pasado al Marial y la acogida que hicimos en el seminario a la imagen de Nuestra Señora de Arma durante tres día.

Podemos mirar también la devoción mariana desde la vivencia de los alumnos. Aquí hablamos de lo que logramos percibir externamente. Por una parte se percibe la existencia de un grupo significativo de alumnos que cultivan su espiritualidad mariana y manifiestan su amor a la santísima Virgen sobre todo a través del rezo del Santo Rosario. Esta devoción se ve arraigada en muchos que, a través de su comportamiento en el rezo del rosario, manifiestan su devoción mariana. Otro hecho digno de resaltar es la iniciativa que toman varios seminaristas de rezar el rosario por pequeños grupos en algunos días en que, por diversas variantes del horario del seminario, no se ha podido realizar en comunidad. Hay, además, seminaristas que en su forma de referirse a la Santísima virgen manifiestan su amor y respeto por la madre de Dios.

Por otra parte no podemos desconocer con preocupación otros signos que manifiestan pobreza de espiritualidad mariana en algunos de nuestros seminaristas. Algunos, muy pocos gracias a Dios, consideran la devoción mariana como un añadido, como un accidente fruto de la historia y de la inculturación. Otros, buscando no caer en el extremo de exaltar tanto la figura de María desplazando a Cristo, la reconocen “a medias”, teniendo descuidada su devoción. Hay varios a los que les cuesta participar con devoción y respeto del Santo Rosario, seguramente porque no reconocen suficientemente el valor del mismo.


Pbro. Elkin Uriel Zuluaga Zuluaga.

Formador Seminario Diocesano Nuestra Señora